El templo posee un complicado emplazamiento ocupando una estrecha franja de espacio entre la citada plaza de San José, la Alcazaba Árabe y las calles San Atón y Suárez de Figueroa, lo que unido a la pendiente del terreno y su grandiosa fisonomía siempre me ha hecho evocar la figura de un gran barco que se hubiera quedado varado antes de llegar a la Plaza Alta.
El edificio comenzó a construirse en 1917 sobre los restos de la primitiva Ermita de San José, derribándose entonces varias casas que tenía adosadas y restaurándose la pequeña iglesia como capilla del convento. La primitiva ermita fue erigida en el siglo XIII bajo esta advocación al haber sido conquistada la ciudad a los musulmanes por el rey Alfonso IX de León el día de San José de 1230.
De especial importancia durante el siglo XVI fue la cofradía fundada por los carpinteros y entalladores de la ciudad en este lugar, con figuras tan destacadas como los maestros Hans de Bruselas y Jerónimo de Valencia –autores de la sillería del coro de la Catedral- que dotaron al templo de un gran patrimonio artístico. A principios del XIX, durante la Guerra de la Independencia, la ermita fue bombardeada y saqueada, lo que sumió al edificio en un estado de progresivo deterioro que culminaría con la sustitución del templo por el actual convento.
El proyecto lo firmó el ingeniero Francisco Franco Pineda, quien por estos años realizó numerosas obras en la ciudad junto a su colaborador habitual, el maestro de obras Adel Pinna. Franco Pineda -conocido como "Curro" Franco- nació en Sevilla en 1880 y fue comandante de ingenieros, arquitecto militar y gerente de la empresa Pax Paper de Badajoz.
Precisamente muchas de las obras que realizó junto a Pinna en Badajoz fueron la decoración de diversos locales. Como curiosidad hay que recordar que Pax Paper fue la encargada de realizar el espectacular techo del antiguo Casino –hoy Salón Noble de la Diputación- con figuras vegetales, angelotes y querubines que enmarcan los conocidos lienzos de Adelardo Covarsí.
Sin embargo, la obra cumbre de Curro Franco fue el Instituto de Higiene del Doctor Murga en Sevilla (1905-1907), un espectacular edificio de inspiración grecorromana que se situaba en la calle Marqués de Paradas, 35. Construido como residencia, clínica y laboratorio del doctor Leopoldo Murga Machado e inspirado en el Museo Británico, fue derribado en los años 60 del pasado siglo.
Otra de sus grandes obras, también desaparecida, fue el Cuartel de Menacho de Badajoz (1920-1925). González González le atribuye también la realización junto a Adel Pinna del edificio Las 3 Campanas (1916-17) y la Casa Álvarez-Buiza (1919-21), siendo también de su autoría el edificio de viviendas de la calle Dosma, nº 18 de Badajoz (1924-25).
Viollet-le-Duc no tenía reparos en eliminar elementos renacentistas, barrocos o neoclásicos de las obras en las que intervenía para dotarlas del supuesto aspecto que el arquitecto original les habría dado de haberlas completado, erradicando de esta forma la correcta contemplación de la historia y evolución artística de los monumentos. Ejemplos muy destacados de esta corriente neogótica del XIX son las nuevas fachadas de las catedrales de Milán y Florencia o las más cercanas de Cuenca y Barcelona.
En nuestra región los ejemplos arquitectónicos del neogótico son escasos, aunque habría que mencionar pequeñas muestras como la capilla de Santa Isabel en Villanueva de la Serena (1893), la capilla funeraria de la familia Higuero (1909) en la Iglesia de la Asunción del pueblo de Ruanes (Cáceres) o la entrada al cementerio de Alcuéscar (Cáceres); lo cual convierte al convento de San José de Badajoz en la mejor y más completa representación de este estilo en la región.
La iglesia del convento presenta una pequeña y sencilla fachada principal que se abre a la plaza de San José compuesta por una portada con arco ojival en la que se sitúa un relieve del escultor Julio Clivilles representando al santo con el niño Jesús y dos ángeles. Sobre ella se encuentra un bello rosetón y rematando y enfatizando la parte central una espadaña que acoge las campanas y una crestería típicamente gótica que recorría primitivamente todo el edificio. La iglesia se cubre interiormente con bóveda de medio cañón y cúpula de medio punto, imitándose mediante molduras las bóvedas de crucería gótica.
En el exterior el conjunto era originalmente de gran presencia y monumentalidad, no encontrándose otra iglesia en toda la ciudad de Badajoz con tal profusión de elementos decorativos –arcos de numerosas formas, bajorrelieves, pináculos- en sus fachadas. Curiosamente, el convento de San José también fue uno de los primeros edificios de Badajoz en que se empleó el cemento armado.
Desgraciadamente, el convento ha estado sumido durante décadas en un gran abandono por parte de las administraciones, habiéndose perdido buena parte de las cresterías, gárgolas y elementos originales. Las Adoratrices, incapaces de acometer por sí mismas la financiación de una obra integral de rehabilitación, han recurrido a la prensa para pedir ayuda en varias ocasiones durante la última década.
Tras importantes desprendimientos en marzo de 2006, una de sus peticiones desembocó en la concesión en 2007 de una partida de 120.000 euros por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura para restaurar únicamente las tres fachadas de la iglesia –dejando el resto de las dependencias conventuales para futuras fases-. El proyecto de rehabilitación lo firmó el arquitecto Jaime Olivera y fue ejecutado por la empresa Construcciones Olivenza, centrándose en el enlucido, cresterías y huecos originales para que el templo recobrase su aspecto primitivo.
La obra, terminada en julio de 2009, recuperó felizmente el revoco de cal a la martillina de la fachada y las cresterías que remataban el edificio, gracias a moldes con los que se copiaron los adornos que aún se conservaban completos. Desde entonces han pasado cinco años en los que no se ha vuelto a actuar en el edificio, presentando el resto de fachadas del convento un aspecto deplorable y ofreciendo una imagen pésima al visitante que se acerca a la Alcazaba y su entorno.
En el interior del templo la situación no es mucho mejor, encontrándose el pavimento destrozado y corriendo peligro de pérdidas irreparables alguna obra de arte. Precisamente el pasado 21 de abril las Adoratrices volvieron a dar la voz de alarma a través del diario HOY para que la iniciativa privada o pública colaborase en la recuperación del retablo mayor del convento, una magnífica obra barroca que se encuentra muy deteriorada debido al paso del tiempo y los efectos de la carcoma. El retablo ya había comenzado a consolidarse en verano de 2012 por el restaurador Luis Mangas pero la falta de presupuesto y la repentina muerte de Mangas unos meses después paralizaron la obra.
Desde BaluArte de Badajoz animo a todos los amantes del patrimonio y la historia local, y sobre todo a las administraciones, a colaborar para la recuperación de este emblemático edificio de nuestra ciudad, que desgraciadamente y como muchos de nuestros monumentos, sigue cayéndose literalmente a pedazos.
Bibliografía:
•Plástica Extremeña. María del Mar Lozano Bartolozzi. Caja de Badajoz. 1990.
•Historia de la Arquitectura en Extremadura. Antonio de la Cruz Solís. Diputación Provincial de Badajoz. 1998.
•Guía artística de la ciudad de Badajoz. Carmen Araya y Fernando Rubio. Diputación Provincial de Badajoz. 2003
•Badajoz, mucho que ver. Asociación Amigos de Badajoz. Tecnigraf. 2004.
•Diario HOY 30/03/2006. Miriam Fernández Rúa. "El deterioro de la fachada de las Adoratrices se convierte en una amenaza".
•Diario HOY 31/01/2007. Evaristo Fernández de Vega. "La Consejería de Cultura restaurará la fachada de la iglesia de las Adoratrices".
•Guía de arquitectura de Badajoz 1900-1975. José-Manuel González González. Junta de Extremadura. 2011.
•Diario HOY 27/11/2008. Evaristo Fernández de Vega. "Un esqueleto de andamios anuncia la rehabilitación de las Adoratrices".
•El Periódico Extremadura 24/09/2012. A.M.Romasanta. "Las monjas Adoratrices necesitan ayuda para poder salvar su capilla".
•Diario HOY 21/04/2013. Evaristo Fernández de Vega. "El retablo de las Adoratrices se cae a pedazos".
Fotografías: José Ramón González / Archivo de José Ángel Vicente / M.Arribas.
*Publicado originalmente en BaluArte de Badajoz