Amy Winehouse: Back to black (2006)

Amy Winehouse nació el 14 de septiembre de 1983 en el distrito londinense de Southgate, siendo hija de un taxista y una farmacéutica. Creció escuchando las canciones de Frank Sinatra que le cantaba su hermano mayor y emulando desde muy temprana edad a los legendarios intérpretes de jazz de los discos de su familia, demostrando unas grandes aptitudes musicales.

Con tan sólo 10 años fundó un grupo de rap, Sweet ‘n’ Sour, comenzó a recibir clases de interpretación en la Escuela de Teatro de Susi Earnshaw y posteriormente en la de Silvia Young, de la que sería expulsada con 14 años por su carácter rebelde. Este hecho marcaría el comienzo de un bagaje constante por diversos centros de enseñanza. A esta edad, además, ya había aprendido a tocar la guitarra, componía sus propias temas y realizaba labores periodísticas para la agencia World Entertainment News Network.

En 2002, después de una breve etapa como vocalista invitada en otros proyectos musicales, firmó por fin con EMI, discográfica que la lanzaría a la fama un año después. Este contrato supuso el comienzo de una fructífera colaboración musical con el productor Salaam Remi, que acababa de participar en dos exitosos álbumes del rapero Nas, Stillmatic (2001) y God’s Son (2002).

Su álbum debut, como no podía ser de otra forma, se llamó Frank (2003) en honor del gran Sinatra. Lanzado originalmente en Reino Unido, ya dejaba intuir la mezcla de jazz, soul y R&B que alcanzaría finalmente la fórmula perfecta en Back to black (2006). El disco fue alabado por la crítica y se convirtió en la sensación del año, siendo certificado triple platino en Gran Bretaña y haciendo a Amy merecedora, entre otros, del prestigioso premio Ivor Novello en la categoría Mejor Canción Contemporánea por Stronger tan me.



El resultado de todo lo aprendido con Frank fue vertido en Back to black -su segundo álbum de estudio- un disco de soul y jazz soberbiamente clásico con claras reminiscencias de los álbumes de la legendaria discográfica Motown, pero a la vez, con un toque fresco y novedoso gracias a los arreglos R&B plenamente actuales. A destacar también la espléndida voz negra de Amy, que nada tenía que envidiar a las de mitos como Sarah Vaughan o Nina Simone. Se dejaba notar también el buen gusto en la producción de Mark Ronson, que ese mismo año había coproducido otro cuidadísimo álbum de título casi idéntico: el Back to basics de Christina Aguilera.

El primer single fue la archiconocida Rehab, tema compuesto por la propia Amy y cuya primera frase surgió durante un paseo por Nueva York con Mark Ronson. La letra, casi premonitoria del trágico final de la cantante, relata la reticencia de la intérprete a iniciar una terapia de rehabilitación contra las sustancias a las que era adicta. Como curiosidad destacar que en ella menciona a músicos de los que sin duda era admiradora, como Ray Charles y Donny Hathaway. El tema se convirtió en Top 10 en multitud de países, incluidos Reino Unido, Bélgica, España, Estados Unidos, Canadá, Hungría y Noruega. Siendo certificado 2x Platino en nuestro país; Platino en Estados Unidos y Dinamarca; y Oro en Bélgica y Nueva Zelanda.

Otros temas destacables, en la misma línea estilística del primer sencillo, fueron los singles posteriores: You know I’m no good y Back to black. Sin embargo, en mi opinión, lo mejor del disco está representado por Tears dry on their own -que samplea el conocidísimo éxito de Marvin Gaye y Tammi Terrell Ain’t no mountain high enough y cuyo videoclip fue dirigido por el fotógrafo David LaChappelle (Elton John, Whitney Houston, Christina Aguilera, Macy Gray, No Doubt, Jennifer Lopez)- y la poética Love is a losing game, con ecos del estilo doo-wop.



Gracias a la publicación de este disco y sobre todo a su original imagen con gran moño y exageradísimas rayas de ojos negras, Amy se convirtió en un icono de la moda, inspirando incluso a diseñadores como Karl Lagerfeld. También es el más claro antecedente del fenómeno Lady Gaga, en el que una superestrella de la música acapara la atención de toda la prensa mundial, y no sólo la especializada en música, siendo noticia incluso en los informativos más por su vida y apariciones que por su propio trabajo. Winehouse, además, abrió las puertas a nuevos artistas británicos de soul y R&B como Adele, Duffy o Bryn Crhistopher, que han logrado posteriormente la fama internacional.

Back to black fue #1 en una quincena de países, incluyendo Reino Unido, Francia, Alemania y España. El álbum fue certificado Diamante en Brasil; 8x Platino en Reino Unido; 7x Platino en Europa y Suiza; 6x Platino en Alemania; 5x Platino en Austria y Holanda; 3x Platino en Dinamarca y Bélgica; 2x Platino en Estados Unidos, España, Rusia, Portugal, Nueva Zelanda, Polonia, Australia y Francia; Platino en Suecia, Noruega, Grecia, Hungría, Finlandia y Canadá; Oro en Argentina, Japón y Turquía.

Amy Winehouse fue reconocida en los premios Grammy de 2008 con seis nominaciones, de las cuales ganó cinco: Artista Revelación, Mejor Álbum Vocal Pop (Back to black), Canción del Año (Rehab), Grabación del Año (Rehab) y Mejor Interpretación Vocal Pop Femenina (Rehab). En Reino Unido recibió dos premios Ivor Novello en las categorías Mejor Canción Contemporánea (Rehab) y Mejor Canción, Música Y Letra (Love is a losing game).



Tras la muerte de Amy el pasado 23 de julio, el álbum ocupó la primera posición del portal iTunes en prácticamente todo el mundo, volviendo incluso al Top 10 del Billboard norteamericano, por lo que es muy probable que los 12 millones de copias despachados hasta entonces hayan sido ampliamente superados. Un logro más de una artista irrepetible.



*Esta entrada está dedicada con todo mi cariño a Miss Van der Woodsen, a la que adoro.