5 de junio de 2012

El rey de las etiquetas

"Desarraigo. Esa podría ser la palabra clave y que mejor define mis últimos diez años de vida. Me ha costado reconocerlo, y aún me cuesta, pero tras casi una década viviendo en la gran ciudad sigo notando que no pertenezco del todo a este lugar. No me malinterpretéis… me encanta Madrid. Adoro esta ciudad y todo lo que conlleva. Lo bueno y lo malo –excepto a la señora Botella, que nunca dejará de provocarme arcadas-.

En Madrid me he hecho un hombre, como diría mi abuela. Aquí empecé a trabajar, a estudiar, a salir adelante por mí mismo, a conocer gente, a perder mi timidez -y por extensión mi virginidad-. Aquí he reído, llorado y me han dado más palos que en ningún sitio. En definitiva, en Madrid he comprobado lo que es vivir. En el más amplio sentido de la palabra.

Pero a veces pienso que nunca seré del todo de aquí. Y tampoco de allí. Porque no soy algo genuinamente autóctono de ningún lado. Esto sumado a una precoz crisis de los 30 y ver que tu vida no es ni ligeramente parecida a lo que esperabas me ha generado siempre una sensación de desencuentro conmigo mismo. Yo que soy el rey de las etiquetas y que todo trato de meterlo en una cajita mental con su nombre y procedencia no puedo meterme a mí mismo en ningún sitio. Al menos no con una etiqueta suficientemente buena o convincente para mí.”

Y en esas divagaciones estaba cuando por fin el autobús en el que viajo ha llegado a la estación de Badajoz y he visto a mi madre esperando en el andén. La misma mujer que me castigaba sin ir a la Feria de San Juan cuando hacía alguna trastada, que me preparaba el mejor arroz a la cubana que he comido en mi vida, que me cuidaba amorosamente cuando me ponía malo y que hoy, pese a los 400 kilómetros que nos separan, sigue haciéndolo en la medida de sus posibilidades.

No he tenido más remedio que reconocer mi muchas veces grandiosa gilipollez. Da igual el lugar en el que estés, el trabajo que tengas, lo que hayas hecho o dejado de hacer o la gente que te rodee... En el fondo sigues siendo aquel niño y la persona que ves ahora delante del espejo es únicamente una metamorfosis. Una versión mejorada si te viene mejor. Y tú… Tú puedes ser quien quieras en la vida. Afortunadamente tienes casi todo de tu parte.
martes, junio 05, 2012

5 comentarios:

Las etiquetas nunca son buenas !!!! desetiquetaté ,vive, sé feliz... lo tienes todo !!!.

Besos mi amor !

Te estás encontrando a ti mismo.Sabes quien eres, y eso te hace madurar.

Curiosamente otro de mis amigos que vive en Madrid desde hace más o menos como tú ya me dice que se siente más madrileño. Es muy difícil encontrarse entre dos sitios y más cuando uno de ellos es una gran ciudad (que yo creo que acrecenta a veces la sensación de soledad). Pero ya verás que pronto irás enderezando el camino, lo queramos o no esta crisis nos está afectando a todos anímicamente.

¡¡Y pásalo bien en badajoz!!

Creo que nos has descrito a todos los que te leemos de algún modo Jose. A pesar de que algunos seamos más mayores que tú, todavía no hemos encontrado nuestro sitio, andamos todavía un poco perdidos. Eso sí, poco a poco y con el tiempo vamos aprendiendo que no merece la pena preocuparse de esas cosas, sino que hay que aprender de esas cosas. Las vivencias son buenas para forjarnos a nosotros mismos y nuestra personalidad. Así que cuantas más vivencias tengas aquí en Madrid, en Badajoz o en el lugar que trabajes, tienes que sacar el mayor provecho a todo y quedarte con las cosas buenas y aprender de los errores que cometas para no volver a caer en ellos. Creo que poco a poco lo vamos consiguiendo, y a eso se le llama madurez.
Espero que los que te rodeamos en Madrid seamos capaces de hacerte sentir como en casa. Es una ciudad maravillosa en la que tiene cabida todo el mundo.
Y nunca te etiquetes. Las personas somos demasiado complejas para entrar dentro de una sola etiqueta, eso es lo que nos hace especiales. Si todos estuviéramos en una cajita etiquetada no habría diversidad y sería todo muy aburrido, no crees?

Me alegra volver a leerte.

Publicar un comentario