30 de agosto de 2013

La Muerte de Adonis

Los que tengáis el placer de disfrutar con la escritura me entenderéis si os digo que a veces me produce sonrojo, vergüenza -y hasta risa- leer pequeñas tonterías que escribía en mi más tierna adolescencia. Es increíble comprobar como cambian nuestra forma de expresarnos, nuestros sentimientos o ideas y lo extraño que es tener la sensación de que aquellas cursiladas o locuras las debió escribir otra persona.

Hoy quiero compartir una de esos textos para que podáis corroborarlo por vosotros mismos. Hace nada menos que catorce años comencé a escribir poesía con motivo del certamen literario que organizaba mi instituto, el por entonces IES Valdepasillas -hoy IES Maestro Domingo Cáceres- de Badajoz. No pude tener mejores comienzos, al recibir el Primer Premio de Poesía en la categoría ESO por este pequeño poema inspirado por la obra del mismo nombre del pintor tunecino afincado en España Eugenio Álvarez-Dumont (1864-1927).

Este cuadro, perteneciente a los fondos del Museo del Prado, se encuentra en depósito en el Museo de Bellas Artes de Badajoz desde 1948 y allí he tenido la suerte de admirarlo en infinidad de ocasiones. La obra fue pintada en 1889 y se trata de un envío de pensionado de Álvarez-Dumont desde la Academia Española de Roma. Inspirada claramente en la Metamorfosis de Ovidio, presenta una escena mitológica, Adonis muerto por un jabalí.

Esta pintura siempre me llamó la atención por su monumentalidad -mide 240 x 140 cms-, el tratamiento de la luz, el logradísimo escorzo de la figura de Adonis y el elegante erotismo de la escena a pesar de representar un momento trágico. Detalles como el perro -símbolo de la fidelidad- o el magistral paisaje, dan habida cuenta de la maestría y estudio previo que Álvarez-Dumont demostró en la obra. El cuadro se adscribe en el Romanticismo de finales del XIX, corriente muy del gusto del momento en que fue pintado y gratamente valorada por la crítica y los jurados de las famosas Exposiciones Nacionales de la época.


La Muerte de Adonis 

Se escapó el último pensamiento, 
la sangre de las nubes besaba la tierra. 
Su cuerpo, presintiendo el fatal desenlace 
alcanzó sensualmente la última postura fingida. 

No asimilaba el marcado destino que le había 
sido impuesto. Gritaba. 

Rememoraba la intensa rebeldía que su propia 
vida destilaba. 

Atrás quedaban las siluetas de los viejos recuerdos, 
los fríos sentimientos, el dolor se mantendría eterno. 

Su piel recibía las lluvias finales. 
Agotado, resistía sin fuerzas los posos de un pasado cruel. 

Podía presentir a enemiga, la sabía cerca. 
Inmovilizado, no podía huir. 

Ella se aproximaba velozmente surcando el cielo 
con su manto oscuro. Le alcanzó. 
Él, inerte tras el encuentro con la Muerte, expulsó 
una lágrima contenida. 

Ella le concedió un último párrafo: "Te recordarán", le dijo. 
Su mirada acuosa y metálica desapareció. 

Vestigio de una vida sostenida por la tragedia, 
fuerte y brillante se mantuvo su corazón de bronce.




Primer Premio de Poesía, categoría ESO del IES Valdepasillas de Badajoz (1999) 

© José Ramón González Rico, 1999.
viernes, agosto 30, 2013

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